miércoles, 28 de enero de 2015

¿Maestros investigadores e innovadores? Por María Fernanda Gutiérrez

¿Maestros investigadores e innovadores?

Quienes se gradúan como licenciados en ciencias naturales y sociales, en artes y humanidades, y en
educación y pedagogía deben ser futuros docentes investigadores e innovadores. ¿Cuál es el panorama
de la formación para la innovación y la investigación en los programas de licenciatura del país?

Los profesores que en clase dictan los contenidos de sus materias sin promover la discusión deben reflexionar sobre su misión como educadores. Esa rutina, que en lugar de entusiasmar da sueño, es uno de los motivos que en la actualidad impulsan a buscar sistemas alternativos e innovadores de aprendizaje y enseñanza, que contribuyan a mejorar las prácticas pedagógicas para formar maestros con capacidad de fomentar la reflexión y la creatividad de niños y jóvenes en las escuelas.
En esta línea se ubica el aporte del proyecto de investigación “Formación en investigación e innovación pedagógica en programas de licenciatura en ciencias naturales, ciencias sociales, artes y humanidades, y educación y pedagogía”, coordinado por los investigadores Fabiola Cabra-Torres y José Darío Herrera
González, el cual presenta un panorama de la formación de los futuros maestros en dieciséis programas de licenciatura del país.
Acerca de la formación docente La investigación y la innovación, dicen, se han posicionado como nociones centrales en el discurso sobre la formación profesional de los maestros. A su vez, se han convertido en referentes de calidad y acreditación de los programas.
La investigación pedagógica se logra cuando el profesor indaga, entiende los problemas que surgen de su práctica cotidiana, genera hipótesis de trabajo y desarrolla sus temas con base en preguntas. La innovación
pedagógica responde a la manera como los maestros inciden en la transformación de la cultura escolar, introduciendo cambios en las prácticas tradicionales, y mejorando la calidad y las formas de aprender en las escuelas.
El marco reflexivo —soporte del proyecto— define que es propio de la actividad docente el pensar sus propias prácticas, tener capacidad autocrítica para evaluarse y ser capaz de realizar cambios que mejoren su calidad de trabajo, lo cual lleva a unas condiciones propicias para realizar investigación e innovación pedagógica. Para ello, se aprovecha el salón de clase, todo un laboratorio de experiencias y el currículo, una hipótesis de trabajo que se comprueba en la práctica.
El proyecto de investigación, cuyo objetivo fue analizar las estrategias de formación en investigación e innovación educativa en programas de licenciatura de ocho ciudades del país pertenecientes a distintos campos disciplinares, realizó encuestas y grupos focales con profesores y estudiantes de los programas, y analizó el contenido de los documentos curriculares. ¿Qué encontraron? Existen al menos dos formas de entender la investigación en las licenciaturas analizadas. La primera está asociada a la producción de conocimiento en la que se habla de investigación sobre la educación; la segunda está más relacionada con el mejoramiento de la pedagogía, que es la que hacen los docentes sobre su práctica.
El concepto de investigación se encontró bien definido y contextualizado, y está incluido dentro de los objetivos formativos y los planes curriculares de las licenciaturas analizadas. Esto puede responder no solo al interés propio de los programas, sino al requisito impuesto por el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), en razón a que la investigación en los programas de pregrado es un criterio de evaluación de su calidad. La profesora Cabra-Torres dice que “cada campo de conocimiento lo enfoca de una manera diferente, y se pueden identificar algunas tendencias. En las licenciaturas pertenecientes al campo de la educación y la pedagogía, la investigación pedagógica significa reflexionar sobre la práctica, pues de ella surge la innovación; por ello resulta difícil separar estos dos conceptos. En las licenciaturas de ciencias y matemáticas, seconcibe la investigación de una manera más disciplinar, e implica construir conocimiento, primero sobre la disciplina misma y, más adelante, sobre la enseñanza de las disciplinas específicas. En las licenciaturas de artes y humanidades, la investigación es la manera como se construye y se describe la innovación, lo cual es parte de la razón de ser de esta área del saber, en la que se considera que siempre que hay arte, hay innovación”.
En las ciencias sociales, la investigación es la que permite el cuestionamiento de las prácticas pedagógicas del docente, favorece la capacidad de innovar y ubica a los docentes como productores de conocimiento.
El impulso que ha recibido la investigación dentro de la formación docente en la última década en el país ha promovido también la emergencia de otros perfiles profesionales, cuyo desempeño esperado se encuentra en instituciones educativas, trabajo con comunidades, organizaciones no gubernamentales y entidades que toman decisiones de políticas, entre otros. Pero, a pesar de los nuevos perfiles profesionales, la función de la docencia sigue teniendo el papel preponderante (93,8 %), por cuanto que la investigación apareció enunciada en los perfiles profesionales en un 81,3 %, en contraste con un 18,8 % de la función de innovación.
La innovación pedagógica no se encontró   documentada o suficientemente justificada. Para algunos programas, está más asociada con el uso de las tecnologías. Con ello se demuestra que es un concepto difuso.
La innovación, dice el estudio, está muy relacionada con la autonomía profesional del maestro, puesto que innovar implica tener la iniciativa, el conocimiento y la decisión de transformar un contexto en el que el docente tiene una intervención social. En lamedida en que un profesor tenga limitada su capacidad para manejar los contextos, las herramientas que utiliza y los contenidos que enseña, se verá afectada directamente su autonomía y, por ende, la calidad de la enseñanza. Esta es quizás la razón por la cual hay una línea de pensamiento que reconoce la innovación como una acción política y una expresión de autonomía del maestro. El estudio identificó las distintas estrategias de formación en investigación e innovación que se reportan en las licenciaturas consultadas. Las más frecuentes corresponden a actividades tradicionales, que tienen lugar en espacios como cursos y seminarios, las prácticas pedagógicas en instituciones y las asignaturas de investigación.
Respecto a la inclusión de nuevas actividades, que podrían ser interpretadas como oportunidades para aprender sobre la innovación y la investigación, la profesora Cabra-Torres señala que, aunque se registra una menor participación en ellas, es posible verlas como una nueva manera de entender la formación de docentes, que a su vez responde a los parámetros de calidad exigidos desde las universidades colombianas y del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Estas nuevas estrategias incluyen el consumo y la escritura de artículos para revistas científicas; la pertenencia y permanencia en una línea, semillero o grupo de investigación; la presentación de ponencias; la generación de productos derivados de la investigación y de la innovación, y la difusión de resultados. El estudio evidenció el estrecho vínculo entre las discusiones teóricas que aportan a la agenda contemporánea de los investigadores en educación, de los formuladores de políticas y de los mismos docentes, conel sentido que la formación otorga a la investigación y la innovación, las estrategias con que se llevan a cabo, las dificultades reportadas en los procesos de formación y los retos que esto plantea a la política educativa colombiana. Aprovechando la coyuntura de las pruebas internacionales que demostraron bajos niveles de educación en el país, los resultados del estudio fueron puestos a consideración del Ministerio de Educación Nacional. Se hizo énfasis en la necesidad de construir
agendas de investigación que fundamenten las políticas y el sistema colombiano de formación y desarrollo profesional docente, y que lleven a una discusión permanente sobre un tema del que poco se sabe en el país.
Los resultados hablan por sí solos.
  Las conclusiones subrayan que la investigación es clave, tanto en la formación inicial de los futuros docentes como para los maestros en ejercicio. “Como se sabe”, dice la profesora Cabra, “la educación en Colombia se ha caracterizado por ser predominantemente memorista y muy poco centrada en enseñar a pensar, de modo que, sin el componente de investigación, la formación del docente podría ser considerada meramente como reproductora de contenidos”.
La profesora identifica varias dificultades y desafíos para fomentar las competencias en investigación e innovación, objeto de políticas educativas: el gran descrédito que tienen las asignaturas de metodología de la investigación, el desconocimiento del impacto de los semilleros de investigación en el fortalecimiento de la investigación y la innovación pedagógica, y la preocupación generada por la política de Colciencias de organizar a los investigadores del país en grupos y líneas de investigación, bajo la exigencia de resultados indexados con poco impacto social. A ello se suma la competencia por dineros para realizar proyectos que muchas veces buscan responder a las preguntas de los investigadores, pero están lejos de dar soluciones a los problemas reales de la cotidianidad de las escuelas del país. Los investigadores continúan trabajando en la formación de los maestros en investigación e innovación pedagógica, pero ahora en el ámbito de los posgrados.
PARA LEER MÁS
» Cabra-Torres, F. et al. (2013). La investigación e innovación
en la formación inicial de docentes. Aportes para
la reflexión y el debate. Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana.
» Herrera, J. D. (2010). “La formación de docentes investigadores:
el estatuto científico de la investigación pedagógica”.
Revista Internacional de Investigación en Educación

martes, 20 de enero de 2015

domingo, 4 de enero de 2015

La evaluación de los docentes en Colombia por Julian De Zubiría publicado en la revista Semana

La evaluación de los docentes en Colombia

El profesor Julián De Zubiría defiende la necesidad de evaluar a todos los maestros para mejorar la calidad de la educación, pero considera que tendrán que utilizarse pruebas más integrales cuyos resultados retroalimenten los procesos de formación y la política pública educativa del país.
.
En Colombia, los maestros que ingresaron a la carrera docente antes del año 2002 se rigen bajo un escalafón, y quienes lo hicieron después tienen otro. En la actualidad representan el 55 por ciento y el 45 por ciento respectivamente. Los primeros nunca han sido evaluados y ascienden automáticamente, dependiendo de sus títulos y de sus años de servicio, dos de las variables que según múltiples estudios no necesariamente están relacionados con la calidad de la educación. Los segundos, son evaluados mediante unas pruebas de conocimientos particulares del área específica que enseñan, así como algunos conocimientos pedagógicos (el diseño de esta evaluación corre por cuenta de la Universidad Nacional de Colombia).

Actualmente está en curso un proceso de concertación entre la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y el Ministerio de Educación Nacional (MEN) para cualificar el sistema de ascenso. Ojalá culmine exitosamente, ya que un país que está intentando mejorar la calidad de su educación, necesita evaluar a todos sus docentes, y debería hacerlo de manera más integral teniendo en cuenta más criterios y en lo posible articulando estas pruebas con las que se les aplican a los estudiantes al culminar la educación media.

Recientemente se han publicado los resultados de la última evaluación de ascenso de los maestros en Colombia y nuevamente hay indicadores de alarma. Solo aprobaron el 20 por ciento de los docentes que la presentaron. Algo similar ha sucedido en todas las evaluaciones anteriores. El sindicato ha dicho que hay un criterio financiero que explica este resultado, y que debido a ello, las reprobaciones son tan altas. Según este argumento, quien decide el ascenso sería el Ministerio de Hacienda según los recursos disponibles para la educación. Esto no es cierto: las pruebas las aplica la Universidad Nacional y se aprueban o reprueban frente a los parámetros que ella estableció, independientemente de cuántos docentes puedan ascender.

Estos resultados demuestran dos cosas completamente diferentes. De un lado, un grave problema en la formación de los docentes en Colombia, y de otro, serias dificultades en las pruebas que están presentando los maestros para ascender en el nuevo escalafón del país.

Diversos estudios han llegado a la conclusión que existen serios problemas en la formación de los docentes en el país. El completo informe de la Fundación Compartir mostró algo especialmente grave: los títulos de los docentes no inciden en la calidad de la educación que brindan a sus estudiantes en la educación básica. Según el estudio, tener o no tener maestría o doctorado no hace mejor a un docente de la educación básica. Esta conclusión es especialmente importante ya que todo el antiguo escalafón docente está basado en ello y se premia y estimula a quienes culminen sus estudios de posgrado.

Así mismo, un estudio sobre regalías en educación evidencia que en los últimos dos años la mayor parte de los recursos se han invertido en apoyar maestrías y doctorados para los docentes. Así podríamos presuponer que seguramente no habrá mayores impactos a mediano plazo en la calidad de la educación básica.

Por otro lado, los resultados de las pruebas Saber Pro que se aplican a los egresados de todas las facultades universitarias en el país evidencian algo especialmente grave: para 2012, los docentes obtuvieron los peores niveles en lectura crítica, razonamiento numérico y competencias ciudadanas. También obtienen los niveles más bajos en las pruebas Saber Once.

Algo muy grave está pasando en las Facultades de Educación para que haya tan bajo desempeño precisamente en lectura, matemáticas y competencias ciudadanas, tres de las áreas que requerirían mayor énfasis en la educación básica. ¿Qué podemos esperar de nuestra educación si los docentes obtienen estos resultados? No hay que olvidar que nadie da de lo que no tiene.

Por lo anterior, es comprensible que un buen grupo de docentes no apruebe los exámenes que les aplica la Universidad Nacional para su ascenso. Sin embargo, el sindicato de maestros tiene razón cuando cuestiona el carácter y uso que se le está dando a las pruebas de ascenso en el escalafón docente. Contrario a lo que se afirma, estas pruebas no evalúan las competencias de los docentes para mediar situaciones cognitivas, valorativas y prácticas con sus estudiantes, sino que se refieren a conocimientos particulares de diversas disciplinas y de la pedagogía.

Por ello, en una ruta contraria a la que tomó el Icfes, la Universidad Nacional ha venido ampliando los campos del saber que abordan las evaluaciones. Para el año 2014, el Icfes evaluó a los estudiantes de once en tan solo cinco áreas, en tanto la Universidad evalúa en veinte disciplinas a los docentes que quieren ascender en el escalafón. No hay que olvidar que la Universidad Nacional es la única en el país que no acepta las pruebas Saber para la selección de sus estudiantes.

Articular la evaluación de maestros con la de los alumnos nos ayudaría a crear un sistema educativo coherente hasta ahora inexistente, así como a articular los procesos de aprendizaje de los estudiantes con la mediación que hacen los docentes. Su impacto sería profundo y estructural en la calidad de la educación en el país. No hay que olvidar que en Colombia las pruebas Saber Once tienen enorme solidez, historia, claridad y fortaleza conceptual.

Por otra parte, es absurdo que la evaluación de docentes esté totalmente desarticulada de su formación, como sucede actualmente en Colombia. Los actuales resultados de las evaluaciones de docentes no le sirven al país para mejorar la calidad de la educación que brindamos. Las evaluaciones que hacemos dentro del sistema para que los docentes asciendan, no les da ninguna retroalimentación sobre sus fortalezas y debilidades, tampoco a las Instituciones Educativas, a los rectores, a las Facultades de Educación, al MEN o a las Secretarías de Educación. Así resulte incomprensible y extraño, las pruebas son guardadas en caja fuerte por la Universidad. Al hacerlo, se pierde una oportunidad de oro para mejorar la calidad de la educación.

Dado lo anterior, el actual sistema no le permite mejorar su trabajo al docente ni al país, pues no cumple con la función principal de un sistema de evaluación articulado con la calidad: retroalimentar el proceso de los docentes e incidir en la política pública. Para que una evaluación tenga impacto en la calidad es necesario que el evaluado aprenda de ella y que el evaluador haga retroalimentación a partir de los resultados obtenidos. Ninguno de los dos procesos sucede actualmente en el país. Parece un episodio más del realismo mágico: al evaluado se le dice simplemente si aprobó o no, mientras que el evaluador oculta bajo llave los resultados.

Si queremos mejorar la calidad de la educación necesitamos evaluar a todos los docentes y derivar de sus resultados recomendaciones para las Facultades y Secretarías de Educación. Sin embargo, tendremos que hacerlo con modelos que no solo tengan en cuenta el nivel de formación y los años de servicio. Para una educación de mayor calidad necesitamos docentes que revisen y sistematicen su experiencia, que trabajen en equipo para mejorar las metas institucionales y que se comprometan a superar las debilidades detectadas en el proceso.

Necesitamos una evaluación más integral que incluya las competencias del docente en su proceso formativo y que oriente al país en los ajustes que habría que hacerle a los procesos educativos, esto nos ayudaría a enfrentar el grave problema de una educación de baja y desigual calidad como la que hemos creado hasta el momento. Nos ayudaría a estimular a los docentes comprometidos, dedicados y preocupados por el desarrollo integral de sus estudiantes. Hay muchos de estos maestros en el país, pero las débiles pruebas con las que los hemos evaluado y la resistencia del sindicato para dejarse evaluar, han impedido que podamos apoyarlos y que podamos fortalecer la formación de todos: no olvidemos que será con los docentes actuales con quienes transformaremos la calidad de la educación en el país.

*Fundador y director del Instituto Alberto Merani